martes, 22 de octubre de 2013

TERCER DIA, VIERNES EN LA TIERRA DE LOS VIKINGOS

 Despertamos observando el sol que en esta época del año no se eleva mucho en el horizonte. Para ese entonces, nuestros amigos ya habían hecho su carrera de la mañana, y como estaban frente al lago, también se habían zambullido en él… el agua estaba creo que a unos 7 grados… los vikingos soportan en frío y se han adaptado a él y la cabaña tiene también sauna. Todo bien escandinavo.



El sol ya brillaba sobre el lago cuando nos levantamos, y el desayuno estaba esperando



Después de otro suculento desayuno, donde no falto el arenque, pescado muy apreciado en estas latitudes (esta en el frasco en la foto anterior) tomamos un tiempo para ir a recoger hongos en un campo cercano. Raquel resulto muy buena para localizarlos e hicimos una cosecha abundante.






En viajes a Europa participamos una vez de una búsqueda de hongos en España,
Ahora en Dinamarca repetimos la experiencia y las dos han sido muy hermosas.





La cabaña de nuestros amigos esta en un lugar hermoso, el típico bosque escandinavo con muchos abedules, arboles de hoja perenne y tronco plateado, (familia Betulaceae, orden Fagales) de los que existen varias especies típicas de los climas fríos.


Entre otras cosas, tuvimos tiempo de hacer un paseo en bote por el laguito y practicar un poco con un arco de caza.








Finalmente, cerca del mediodía vivimos la aventura más interesante en estas tierras… visitamos un parque de alces y tuvimos la experiencia de darles de comer cuando metían la cabeza dentro del auto.

 Pero antes de llegar a la reserva, tuvimos que hacer un alto en el camino para ver  y comprar golosinas, a la que los suecos son muy aficionados. Este lugar simula un avión y se llama Candy Airlines. La historia interesante de este lugar es que Arne mostró unas fotos del avión al repartirles algunas golosinas a los chicos del orfanato en Honduras. Uno de los chicos escribió una carta para ver si el avión podía ir a Honduras a llevar dulces. Arne la presento a los dueños del lugar y desde entonces lo proveen de dulces cuando viaja a Honduras.


Después de un rato de viaje, mientras probábamos diversos caramelos llegamos a la reserva. Para dar una idea del tamaño de estos cérvidos hay una estatua de tamaño natural, donde nos subimos. Son bichos enormes y la característica que tienen es que en el invierno a los machos se le caen los cuernos y vuelven a crecerles en la primavera, cada año sale una punta mas. Mas puntas, mas años.





Encontramos un macho con una buena cornamenta pero no pudimos convencerlo de que se acerque al auto.




Finalmente encontramos una hembra con su cachorro que estaba dispuesta a probar las manzanas que traíamos con nosotros.




Despues de probar la primera, estaba dispuesta a meter toda la cabeza para alcanzar la fruta.




Observen esa narizota. Nuestros amigos nos contaron que una vez, haciendo esta maniobra, al animal se le ocurrió estornudar dentro del auto... fue todo un desparramo de moco!!


Como para finalizar el día, después de los alces, recorrimos un poco la campiña sueca y llegamos a un pueblito de pescadores muy simpatico. Sacamos una foto frente a una casa de madera de 1789 que esta implacablemente conservada. Todo inmaculado en este lugar, hasta un baño publico con flores, muy limpio y donde se palpa la educación de la gente cuidando todos la cosa publica.






Típica casa sueca, con los colores cambiantes del otoño tiñendo las hojas.



Es un pueblito encantador, con mantenimiento impecable de las casas, todo muy bien presevado. Si esta casa amarilla es de 1787, habría que preguntarse cuantas veces le cambiaron el techo de paja.

Finalmente regresamos a Dinamaca, cruzando otra vez en ferry y con el frío del atardecer golpeándonos el rostro en la cubierta de la nave.  Por eso a la noche, los hongos recogidos en la mañana se convirtieron en una deliciosa cena.


Los hongos que uno ha encontrado en el bosque, tienen un sabor especial.





















No hay comentarios:

Publicar un comentario